Gente sin casa, casas sin gente.
En los primeros días de la pandemia se nos pidió permanecer en casa. Y eso hizo que muy brevemente reparásemos en las personas sin casa. Y en las casas con gente hacinada. Pero sólo brevemente.
El confinamiento se alargó y con el paso del tiempo fueron no las personas sin casa sino la gente con demasiadas casas las que se levantaron contra el confinamiento, pues sus casas no podían ser atendidas y disfrutadas. ¡Pobres casas sin gente!
Queremos dedicar este número a las personas que sostienen la vida, personas que cuidan, que alimentan, que acompañan, que tejen redes de apoyo mutuo. Todas aquellas que, ante una crisis sanitaria, económica, política y social, con sus trabajos precarios (y en tantas ocasiones invisibilizados) han demostrado, una vez más, qué es lo realmente esencial para una vida digna y en común.
Índice.
[Editorial] Poner la vida en el centro
[Museo de papel] Confinamiento
[Reflexiones] Atrincherados en los surcos. La nueva ruralidad como propuesta necesaria y deseable. Adrián Almazán
[Fotografía] Nando y Berto Rojas
[Pensamiento] Compositorio de Silencios. Antonio Lafuente
[Poesía visual] Meninas. Antonio Montesino
[Pensamiento] Hacia una polética del ser en común. Patricia Manrique
[Poesía] Desde la resistencia. Nieves Álvarez Martín
[Con-citaciones] Aforismos del vecino en confinamiento. Vicente Gutiérrez Escudero
[Reflexiones] Contra la doctrina del shock digital