La Ortiga 134. Pensar con las manos
Este número de la revista La Ortiga tiene bastante de pensar y hacer, una propuesta que surge fundamentalmente de la necesidad de organizar espacios de reflexión (y disfrute), pero también de acción y hacerlo con perspectiva de género.
Encontramos en este número, varios artículos, dos de ellos relacionados con el arte y las ruralidades: “Gotas de arte” una reflexión de la artista Seila Fernández Arconada sobre prácticas artísticas colaborativas en contextos rurales y un texto de la artista Laurita Siles sobre arte y territorio «Érase una vez una malagueña en el País Vasco, repensando el caserío desde la experiencia creativa» donde nos habla del proyecto Mutur Beltz en el valle de Karrantza. También recogemos un texto de Laura Szwarc “Entre jícamas y nopales”, que relata una experiencia del colectivo “En giro y a la olla” en torno a la alimentación desde una perspectiva etnográfica.
Hemos querido dedicar nuestra sección Historias de Vida al artista Roberto Orallo como sencillo y afectuoso homenaje a su figura y obra. Contamos en este número con “Lumbre” una serie de poemas de Lucía Camón, actriz y poeta al frente del proyecto “Pueblos en arte”; también están presentes los cuerpos en las fotografías de Alma Camacho bajo el título “Los otros habitantes” que nos recuerdan las convivencias entre animales humanos y no humanos en el ámbito rural. Nos parecía muy necesario recoger en nuestra publicación este texto sugerente que es el “Manifiesto de hermanas de tierra” de este año impulsado por María Sánchez y Lucía López Marco, un texto que toma forma cada año para integrar muchas miradas sobre las ruralidades y los feminismos.
Contaremos en esta nueva publicación con una entrevista a Isabel Rodríguez Díaz que lleva por título «Besarte. Un proyecto de economía circular en el ámbito rural», una apuesta por la utilización de materiales naturales locales que, a través de una transformación artesana y ecológica, consigue productos innovadores en economía circular, está comprometida con las acciones de custodia del territorio en varios proyectos de ciencia ciudadana y diversidad social.
Encontrarás también en este número algunos de los procesos impulsados por La Ortiga Colectiva durante el último año. Propuestas que son representativas del trabajo que venimos realizando en el colectivo en este último tiempo, que parten de nuestros imaginarios (grupos de reflexión-acción) en torno a las artes, la ecología, el pensamiento, las letras, la alimentación y los feminismos, atendiendo especialmente a los contextos rurales. Contaremos en esta nueva publicación con una breve presentación de cada uno de ellos y en números siguientes se recogerán en detalle los contenidos, desarrollo, metodologías, participantes y procesos de devolución.
En este sentido, presentamos una propuesta del taller itinerante de artes experimentales de La Ortiga (“El obrador de sueños”) que nos invita a «Poéticas del habitar rural» que, en su primera fase de presentación, se planteó en el pueblo de Silió durante el mes de julio de 2021 para descubrir/cocrear poéticas relacionadas con las distintas experiencias e imaginarios en torno a conceptos como el de poesía visual, ruralidades, vida cotidiana y patrimonio cultural.
Por otro lado, el ciclo «Mujeres rurales, cultura y nuevas ruralidades», una serie de propuestas llevadas a cabo durante octubre de 2021 junto a mujeres rurales. Laboratorios ciudadanos para «pensar y hacer juntas» que se desarrollaron en torno a cuatro ejes temáticos: recuperación de saberes campesinos, soberanía alimentaria, artes experimentales y redes de aprendizaje intergeneracional en diferentes valles de Cantabria (Campoo, Liébana, Valles pasiegos, Cabuérniga).
“Tejiendo redes” es una invitación a conocer el proyecto RED-ERA a través de una primera conversación con algunas de sus protagonistas: mujeres rederas de San Vicente de la Barquera. La propuesta de nuestro “Tejiendo redes” es conocer y acercarse a proyectos y colectivos que trabajan las conexiones entre personas, atendiendo especialmente a los formados por mujeres y que, de algún u otro modo, recuperan o redefinen oficios tradicionales.
En este número os invitamos a extender hilos entre mundos aparentemente distintos pero que tienen mucho en común, comenzando por las grietas. Y, donde hay una grieta, hay una posibilidad antipoder, de poner otras voces en el centro, de que se nos escuche, de atreverse a «pensar con las manos», a pensar y hacer en definitiva. Todo ello gracias al tiempo y conocimiento de las personas que formamos parte de una pequeña asociación cultural sin ánimo de lucro como la nuestra. Y, por supuesto, de las personas que participan y colaboran en cada proyecto que sacamos adelante. Eso es también La Ortiga, un espacio de reflexión y disfrute compartido, una manera de estar en el mundo y de habitarlo.